El miedo al ridículo
Todos tenemos miedo a algo: al avión, a expresarse en público
o hasta a la multitud. Para los idiomas es lo mismo: algunos tienen miedo de
exponer sus imperfecciones cuando se expresan en una lengua extranjera.
No temas. Lánzate sin miedo a las faltas. Un verbo mal
colocado o conjugado o una asociación lexical coja o un término mal empleado nunca mató a nadie, y piensa que es
precisamente de este tipo de errores de donde pueden originarse las anécdotas más
divertidas.
Todos debemos pasar por eso a fin de poder corregirnos
y alcanzar algún día la perfección. Saltarse
el turno no sirve de nada. Si te sirve de consuelo, todos cometemos errores,
hasta en la propia lengua.
Errare humanum est. Sigue…
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