Todos
conocemos los juegos de palabras. Si un vocablo tiene diferentes acepciones o
aplicaciones o interpretaciones (polisemia), eso puede explotarse para producir
un efecto retorico o humorístico.. Uno de los juegos de palabras más común es
el doble sentido, una sentencia o proposición ideada para ser entendida de una
de dos maneras, que tiene doble significado.. La primera manera es literal e
inocente, mientras que la segunda es irónica o atrevida o picante o maliciosa.
Los chistes
basados en diferentes interpretaciones de una palabra han sido algo muy
corriente. De este modo se producen chistes que caen en la categoría de humor
privado o restringido o de iniciados, en el sentido de que generalmente valen
solo para los hablantes de la respectiva lengua. Solo ellos pueden “caer en el
chiste”. Esos dichos agudos u ocurrentes vienen así a ser parte de dicha
lengua.
En una
entrega anterior expusimos un caso de polisemia, la voz banco, que tiene dos
acepciones primarias: asiento en que pueden sentarse varias personas e
instituto financiero, lo cual no es arbitrario, sino que tiene un origen
histórico. Sucede que los judíos florentinos hacían en el siglo 15
transacciones financieras en una mesa cubierta de una tela verde, que era
llamada “banco” ( barra o mostrador o pupitre en italiano).
En base a
esas dos acepciones se ideó entonces el siguiente chiste, visto hace bastante
tiempo por el autor de este blog en un espacio humorístico televisivo.
Una
atractiva chica se encuentra con un viejo conocido en un parque. La chica está
sentada en un banco y el, que no la había visto en mucho tiempo, le pregunta de
qué está viviendo y ella le responde que “de lo que tengo en el banco”, momento
en que la cámara bajaba y hacia un acercamiento de su trasero (lo que tenía en
el banco), dando a entender que vivía de eso, o sea, de la prostitución. Lo que se entiende en primera instancia es que
la mujer tenía ahorros en un banco, con los cuales se sostenía. El chiste
radica en la insinuación de que se prostituía. A qué se refería con “banco”?.
Al asiento en que estaba sentada o a una entidad financiera? Buena pregunta.
Doble sentido.
Por otra
parte, en un episodio de la serie de televisión “Golden girls” (1985-1992), una
de las señoras protagonistas, Rose, que no era muy lista que digamos, tenía un
pretendiente. Ya en despedida a la puerta de la casa tras una salida, el
caballero le dijo que le daría un toque, o sea, que le telefonearía, a lo que
Rose respondió, para desconcierto y perplejidad del caballero, que “no podía
aceptar joyas”. Resulta que lo que en español es “dar un toque”, en ingles es
to give a ring, literalmente dar un timbre, el sonido del teléfono. Pero resulta que ring es también
anillo y eso fue lo que interpretó la tonta e ingenua Rose. Entendió que su
pretendiente quería darle un anillo, lo cual, dijo, no podía aceptar.