Hay un
principio lingüístico el cual dice que mientras más palabras tiene un idioma, más
eficiente es. En efecto, es así. El inglés ha inflado su vocabulario en base a
las lenguas romances en busca de riqueza y eficiencia y precisión expresiva.
Tomar y
asimilar vocablos de otros idiomas es algo normal. Todos los idiomas lo hacen.
El vocabulario original de una lengua no basta para satisfacer todas las
necesidades expresivas. Los “prestamos” lexicales son algo inevitable y normal.
Lo demandan las necesidades expresivas. Eso está fuera de toda discusión.
El español
tomó, por ejemplo, líder, control y reportero del inglés. En español hay también
galicismos, italianismos, lusitanismos y germanismos. Los otros idiomas latinos
los presentan también. El alemán ha
incorporado muchas voces latinas. Los idiomas asiáticos presentan ya voces
tomadas de lenguas occidentales.
No
obstante, el Inglés ha sido un caso especial en este sentido. La toma y
asimilación de vocablos ha sido algo sistemático, a un nivel como no se ha
visto en ningún otro idioma, sacrificando la naturalidad. Se supone que hay una
línea divisoria entre lo que es inglés y lo que es español, por ejemplo. Pues,
esa línea se desdibujó en el caso de la lengua inglesa. Veamos unos ejemplos.
Cómo se
dice infierno en inglés?, hell, pero no se conformó con hell; no bastaba para
satisfacer las necesidades expresivas y se dice también “inferno”, adaptación
del español infierno. Ahora son dos términos para infierno, en vez de uno, más
riqueza lexical y eficiencia expresiva al costo de desdibujar la línea
divisoria entre una lengua y otra. Cómo
se dice escenario? Stage, que no bastaba tampoco y se dice también “scenario”. Cómo
se dice carga? Load, que era también insuficiente y se dice también “cargo”. La
misma historia, términos extranjeros
tomados para mayor precisión expresiva.
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