En las lenguas latinas tenemos dos tipos de adjetivos:
calificativo y epíteto. El calificativo, como su nombre lo indica, califica el
sustantivo, lo diferencia: vino blanco (en oposición a vino tinto), droga
medicinal (en oposición a droga recreativa). En cambio, el epíteto, que es la
tendencia natural, lo que hace es
resaltar una cualidad característica o inherente al sustantivo que acompaña y
se busca con él un efecto estético: bello perro, espléndido auto, magníficas
piernas.
Esta diferencia puede ser difusa, como en el caso del
adjetivo potencial. Se dice tanto potencial enemigo como enemigo potencial.
Y caso notable es el del adjetivo que significa una
cosa como epíteto y otra como calificativo. Sabemos que no es lo mismo un pobre
hombre que un hombre pobre, que no es lo
mismo un gran hombre que un hombre grande, y también que no expresamos lo mismo
con “maldita cueva” que con “cueva maldita”.
Tales diferencias y sutilezas están ausentes en las
lenguas germánicas (y otras) porque no existe el adjetivo calificativo. Todo
adjetivo es en general epíteto, la tendencia natural.
A poor man es tanto un pobre hombre como un hombre
pobre en ingles. Esa distinción está ausente. Es cuestión de contexto y deducción.
Entre las mismas lenguas latinas se dan diferencias. En
la hermana lengua francesa hay más tendencia al epíteto que en español. Los hispanoparlantes
podemos decir perro grande, cuando los francoparlantes dirán siempre gross
chien.
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ResponderEliminarHola, don Comedia
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