La polisemia
o distintos significados o interpretaciones de una palabra, aparte de que puede
aprovecharse con fines humorísticos, como vimos en una entrega anterior, se presta
también para “confusiones” o “malentendidos”, como el que referimos a continuación.
Un golfista
muy famoso fue invitado por el rey de Arabia Saudita a jugar en un torneo. El hombre
aceptó la invitación y el rey mandó su avión privado a Estados Unidos a recoger
al invitado. Jugaron golf un par de días y la pasaron muy bien. Al subir el
golfista al avión para regresar a EU, el rey le preguntó: “Quiero regalarte
algo para agradecerte que hayas venido hasta acá y hecho tan especial este
momento. Te regalo lo que quieras. Qué puedo darte?”.
El golfista
le respondió muy caballerosamente: “por favor, no me regale nada. Ha sido un anfitrión
muy amable. La he pasado muy bien. No podría pedir ninguna otra cosa”.
Pero el rey
insistió: “insisto en darte algo para que recuerdes siempre tu viaje a mi país”.
El golfista
dijo entonces: “Bueno, está bien. yo colecciono palos de golf. Por que no me
regala uno?”
Abordó el avión
y durante el viaje no dejaba de preguntarse qué clase de palo le regalaría el
rey. Se imaginó uno de oro puro con su nombre grabado o tal vez uno con
diamantes y joyas, pues sería un regalo de alguien tan rico como el rey de
Arabia Saudita.
Ya de
vuelta, el hombre revisaba cada día el correo y los servicios de paquetes para
ver si había llegado ya su palo de golf. Al cabo de varias semanas recibió una
carta certificada del rey. Pensó que era un poco extraño mientras se preguntaba
dónde estaba su palo de golf. Abrió el
sobre y cuál fue su sorpresa al descubrir que contenía las escrituras de un
campo de golf de quinientas hectáreas en EU.
Donde radicó
el “malentendido”? En que “golf club” significa tanto palo de golf como “club
(campo) de golf” y esto último fue lo que el rey entendió. Cosas de los
idiomas.
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